La crêpe Suzette es probablemente la variante más famosa y espectacular de la crêpe francesa clásica. Este delicioso postre se prepara con una crêpe muy fina cubierta con una salsa de azúcar caramelizado, mantequilla, zumo y ralladura de naranja o mandarina, y licor de naranja.
Lo que hace única a esta crêpe es el flambé: tras añadir licor como Grand Marnier, Cointreau o Curaçao, se flambea directamente en la sartén, ofreciendo un espectáculo visual y aromático. Algunas versiones incluyen champán o Grand Marnier. A menudo se sirve con una bola de helado de vainilla y almendras tostadas.
El origen exacto de la crêpe Suzette no está claro, pero existen muchas historias fascinantes. La más conocida se remonta al 31 de enero de 1896, cuando el príncipe Eduardo de Gran Bretaña (futuro Eduardo VII) visitó el famoso Café de Paris de Montecarlo. Un joven aprendiz de cocina llamado Henri Charpentier derramó accidentalmente una botella de licor de naranja, que se incendió.
Para no alarmar a los comensales, Henri presentó el plato como una creación nueva. El príncipe lo probó, quedó encantado y decidió nombrarlo en honor a una de las damas presentes. Suzette.
Otras versiones hablan de una actriz o costurera llamada Suzette o de una intérprete teatral que debía comer crêpes en escena, a quien un chef dedicó esta especialidad.
Sea cual sea la historia verdadera, la crêpe Suzette sigue siendo un símbolo de la elegancia y el sabor de la cocina francesa.